“No se puede encontrar la paz evitando la vida” (Virginia Woolf)
“Hay que mirar la vida a la cara”, dijo Virginia Woolf. Y eso incluye la vida ordinaria, la de cada día! Por eso quizás nunca he creído en los retiros, talleres, jornadas de meditación, viajes a lugares exóticos y místicos, estancias en ONG’s lejanas, etc. Pueden ser un camino, pero nunca un destino, en sí mismo! Creo cada día más en la felicidad simple y cotidiana en la calle Balmes, en la Gran Vía o en la plaza mayor de cualquier pueblo!
Nuestro estado del “bienestar” (?) está propiciando la afición de “encontrarse con uno mismo” o de “ayudar a los demás” o lo que algunos llaman despectivamente “el buenismo”. Desde luego, mejor re-encontrarse con uno mismo o ayudar a los demás, que caer en otras adicciones como el consumo desmedido, el maltrato a los demás o cualquier otra escapada de la realidad, en un mundo plagado de ellas. Pero tras estas nuevas tendencias hay mucho de “snobismo”, de “cool” y de (también) escapada de la realidad, aunque camuflado de crecimiento, espiritualidad y/o conciencia. Es algo así como purgar la culpa de una vida vacía, ajena y alienante, con un placebo o una distracción más. El miedo (y una de sus manifestaciones, que es la culpa) está trás muchos de estos propósitos “buenistas”.
Sé que soy bastante crítico con este tema. Pero, a la vez, también sé que todo ayuda a cambiar de alguna manera el mundo! Peor es no hacer nada al respecto!
No obstante, lejos de esa moda “cool”, “buenista” y, para algunos, muy lucrativa, está la verdad. Y la verdad es que nadie puede cambiar el mundo sin cambiar previamente uno mismo. Ni pretender el cambio de alguien más, sin haber cambiado realmente uno mismo, antes. Y eso me lleva a pensar que no hay que buscar muy lejos la esencia de uno mismo: está en tu interior! Y se halla viviendo una vida ordinaria y coherente, en la calle Balmes, la Gran Vía o en la plaza mayor de cualquier pueblo o aldea. Buscarse a uno mismo en algún otro lugar o con la ayuda de un presunto maestro es perderse, de nuevo. No hay que buscar, sino saber encontrar, que no es lo mismo.
Y uno se encuentra en el momento y escenario en que le ha tocado vivir, con las personas de su propio entorno y en los lugares habituales, en una vida ordinaria y cotidiana. No hay que buscar “razones”, “momentos” o “lugares” más allá (en el Tercer Mundo, que para eso lo hemos creado) para descubrirse a uno mismo, con sus luces y sus sombras, con sus fortalezas y debilidades! La vida está alrededor nuestro y lo único que debemos aprender es a vivirla intensamente desde el corazón, a cada momento y de verdad. Cerca nuestro están todos y cada uno de los escenarios necesarios para ser, sentir y vivir con amor, a cada instante.
Seguramente el primer paso para encontrarte a ti mismo es saber que estás perdido y desorientado. El siguiente paso es, simplemente, vivir desde el corazón. No hay más, ni menos!